Un par de casas al lado, colgado en la pared de un pequeño balcón, los vecinos tienen expuesto el cuadro del Sagrado Corazón de Jesús. Es la imagen clásica del Jesús anglosajón que lanza rayos y que, en esta ocasión, expone una parte del sistema cardiovascular al aire frío que baja de la montaña.
Es la misma foto congelada e intimidante de las salas en las casas del viejo barrio de Los Agustinos y consagrada en las películas de Enrique Rambal: la pose de maestro con los ojos hacia el cielo y el índice derecho ligeramente flexionado.
Mientras los científicos de sesenta laboratorios en el mundo corren para producir vacunas y tratamientos contra la pandemia, los vecinos del barrio combinan todas las formas de lucha.